jueves, 5 de noviembre de 2020

las lluvias y el covid, menudo año

                          Me levanté con el agua helada,

                             colgando de mi nariz


    Una borrosa imagen de un bosque artificial ,

 y un cesped de hormigón 


Pepe era una de esos personajes olvidados que lucha cada día contra sus demonios,

los suyos y los de sus cientos de cómplices.


Sus doble cientos  de ojos acostumbrados a los hombres y mujeres que forman parte del atrezzo de la ciudad.


Estatuas móviles, sucias, borrachas y poco deseables, que son objeto de comentarios y alguna vejación


Atrapado un día más en esa jaula de edificios


Que te arrebata la libertad y a causa de sus rendijas tampoco te protege demasiado.


(Ese equilibrio inexistente entre seguridad y comodidad)


Libertad de movimiento para errar de un banco al suelo de la entrada de un súper y viceversa, vagar.


El vagamundos , especie invasora de nuestras calles atraviesa un día más con más dificultad que si estuviera en el habitad natural de los seres vivos.


Campos de naranjas ácidas


Palomas virulentas


Cuevas del BBVA y Bankia


La cordialidad del segurata con placa y corazón de plomo


La ayudita del euro pa'cerveza que nutre tu alcoholismo


Bebo pa olvidar, pa anestesiar que no tengo salida.


Que por muchas carreteras que me saque de este lugar, mi vehículo está dañado, contaminado y con un cepo de esta ciudad.

Esa ciudad que me me necesita como demostración inherente de la pobreza y como pieza visible de esta  y que  me  mata cada día con su indiferencia.